Gay Magazine

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23 octubre, 2006

Durmiendo con el enemigo:
Como una noche de diversión puede terminar en pesadilla


S.E por interminables horas lidió con la muerte en manos de un psicópata, el cual haciéndose pasar por “galán”, logró la confianza de él y sus amigos en una conocida y clásica discoteca capitalina.

Esta es su historia, la cual sólo pretende servir como ejemplo para que hoy, y en el futuro, quiénes “gusten” de estas prácticas algo irresponsables, tengan una cuota de precaución que por supuesto, nunca está de más.
S.E por esos años, disfrutaba de lo mejor del circuito gay, contaba con una situación económica que le favorecía el poder visitar y disfrutar de los placeres. Todo funcionaba de acuerdo a lo previsto, llegaba cada viernes por la noche y S.E en conjunto con amigos disponían de pasar un momento de diversión que sopesará el estrés laboral de la semana.

Aquella noche no parecía distinta a las otras; música, alcohol, amigos, hombres y una simpatía y cordialidad que le caracterizaban por encima de los demás. Así fue como en el transcurso de la noche se hizo presente un individuo que se identificó como “Brian” que, según él provenía de Valdivia, estaba solo en Santiago trabajando, y recién conocía el circuito gay que la capital ofrecía.

“Brian” se caracterizó esa noche por lo cordial y amable, incluso se ofreció para pagar “tragos”, contribuyendo así a la juerga nocturna, la noche transcurrió sin problemas, con la música aflorando todos los sentidos y S.E seducido por la “nueva conquista”.

Llegó la hora de marcharse a casa, después de un cóctel de alcohol y música, cuando “Brian” insinúa la posibilidad de irse junto a S.E a la casa de éste. A lo cual accedió, incluso teniendo a esa fecha la experiencia de un amigo personal quién había muerto tiempo atrás en manos de un delincuente/prostituto en la calle Máximo Humbser (Parque Forestal).

Arribaron a casa, en la cual dormía su compañero de cuarto, no pasando ni 30 minutos cuando “Brian” reveló su verdadera personalidad, e intimidando de manera violenta y agresiva, incluso, manifestando una condición homofóbica y aludiendo a no ser esta la primera vez que “cagaba a un maricón” procedió a sacar un arma blanca amenazando a S.E con matarlo al instante si no accedía a sus macabros propósitos. Aquel personaje desquiciado y psicópata comenzó a desvalijar el departamento, gritando por dinero y especies de valor, S.E por su parte dejo a la vista su capacidad de racionalidad entablando tímidas conversaciones con su agresor, quién haciendo caso omiso sólo lo violentaba verbalmente.

Sin más remedio que tratar de mantener un equilibrio en la extrema situación vivida, S.E rogó por que su compañero de cuarto no se dejará evidenciar, cosa que no pasó. Ya cerca de las 08:00 de la mañana, después de desvalijar lo que pudo, el delincuente procede a dejar el inmueble, pero no sin antes pedir las llaves del auto de S.E, más aún, éste sería su conductor.

S.E manejó por las calles de providencia con la mente en blanco y sin saber que hacer, siendo insultado una y otra vez por tan despreciable sujeto, el cual pretendía llevar a su victima a una población de la periferia de Santiago con el objetivo de robar el automóvil. S.E no daba crédito a lo sucedido y maldecía la hora en que se dejó embaucar o simplemente seducir por aquel atractivo hombre que se disfrazó de galán horas antes.

Fue así, que en el interminable trayecto se cruzaron por una de las arterias más concurridas de nuestra capital, en Plaza Italia se llevaba a cabo una inusual marcha de alguna agrupación o algo, por lo cual se encontraba un gran contingente de efectivos policiales en el sector, y en un acto poco racional S.E sólo frenó en medio de la calle, llamando la atención de las personas del lugar y policías, increpando ahí a su agresor, gritando que se bajara inmediatamente de su vehículo, a lo que el antisocial no dio crédito, pues más tenía que perder, bajándose del auto y corriendo en dirección desconocida. Obviamente nadie se acercó y S.E sólo se limitó a dar la vuelta, regresar y dar gracias por la pesadilla terminada.

Nunca concretó la denuncia, por miedo y quizás vergüenza de ser criticado por su condición gay, sirviendo sólo de experiencia para nunca más cometer un acto de irresponsabilidad que pudo haber tenido incluso consecuencias fatales.

3 Comments:

Blogger Mis Nuevos Aires said...

Hola! gracias por tu visita..
Mm yo llevo un poco ams de un año con mi blog y lo primero que me dijeron fue que debes visitar otros blog y comentar algo que se conoce por aca como "reciprocidad blogger", incorporarte a blogalaxia o ingresar a distintas comunidades donde se publique tu blog.. pero la verdad lo que siempre funciona es que conozcas gente por este medio..

Saludos y suerte!

24 octubre, 2006  
Blogger Mocho said...

¿Irresponsabilidad? Menuda exageración. Irresponsabilidad habría sido follar sin condón, no llevarse a casa un ligue.

Simplemente se encontró con el hombre equivocado pero.. ¿Qué iba a hacer? ¿tomarle el número de teléfono y quedar al día siguiente a tomar el té?

En todo primer contacto hay un componente de riesgo, S.E. tuvo mala suerte.

Historias como éstas sólo provocan pánico.

Hola, encontré hoy tu blog en cinegay, un saludo desde el otro lado del Atlántico.

29 octubre, 2006  
Blogger *Raul* said...

hola chico ya mi tu comentario de conocer otras personas aqui estoy yo besos

29 octubre, 2006  

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