Gay Magazine

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23 marzo, 2007

Sagradas Escrituras y Homosexualidad
Lo que realmente dice la Biblia sobre la homosexualidad.

Por: Luly Manzano

www.gaymagazine.cl (Columnas) El acercamiento literal a la Biblia no la interpreta, sino que la acepta simplemente por lo que dice. Se toman las palabras de la Biblia en la traducción moderna para significar lo que ellas significan para el lector de hoy en día. Bajo este punto de vista, se dice entonces que la Biblia condena la homosexualidad en varios de sus textos. Pero un acercamiento histórico-crítico interpreta la Biblia en su contexto histórico y cultural original. Este acercamiento toma la Biblia para significar, en lo mejor que se pueda determinar, lo que los autores realmente tenían la intención de decir, en su propio tiempo y en su propia forma. Entendida en sus propios términos, la Biblia no estaba dirigiéndose a nuestras preguntas actuales sobre ética sexual. En otras palabras, la Biblia no condena el sexo gay como nosotros lo entendemos hoy en día.

El pecado de Sodoma era la inhospitalidad y no la homosexualidad. Judas condena el sexo con ángeles y no el sexo entre dos hombres. No hay ni un solo texto en la Biblia que se refiera sin lugar a dudas al sexo entre lesbianas. Las referencias que aparecen en la Biblia King James a los sodomitas en Deuteronomio y en 1 y 2 Reyes son malas traducciones (igual ocurre en Reina-Valera, excepto en 2 Reyes). Las enseñanzas positivas de la Biblia sobre la heterosexualidad no permiten extraer conclusiones válidas sobre la homosexualidad.Personajes bíblicos como David y Jonatan, Rut y Noemí, y Daniel bien hubieran podido participar en una relación homogenital, vista como parte del plan de Dios. Pero ni el propio Jesús dijo nada sobre la homosexualidad, ni siquiera cuando se encontró frente a un hombre que mantenía una relación gay. Solamente cinco textos de la Biblia expresan una opinión sobre el sexo entre hombres: Levítico 18:22 y 30:13, Romanos 1 :27, 1 Corintios 6:9 y 1 Timoteo 1: 10. Estos textos tratan sobre algo distinto a la actividad homogenital en sí misma, lo que puede resumirse en tres temas diferentes. Primero, el Levítico prohíbe la homogenitalidad por constituir una violación de la aversión que sentían los antiguos judíos por la «mezcla de géneros o especies de cosas», lo cual podía llevar a una confusión en los roles ideales de hombres penetrantes y mujeres penetradas. La preocupación del Levítico sobre el sexo entre dos hombres se centra en la impureza, es decir, supone una ofensa para la religión judía, pero no guarda relación con la naturaleza inherente del sexo.

Segundo, la Carta a los Romanos presupone la enseñanza de la ley judía en el Levítico, y el texto de Romanos menciona que el sexo entre dos hombres es un ejemplo de impureza. Sin embargo, este texto se utiliza precisamente para enfatizar el mensaje de que los temas de pureza no tienen ninguna implicancia para Cristo. Tercero, el oscuro término “arsenokoitai” de 1 Corintios 6:9 y de 1 Timoteo 1: 10 (si se toma como referido a actos sexuales entre hombres) sólo condenaría los abusos asociados con la actividad homogenital del siglo primero: esto es, la explotación y el ultraje. Así pues, la Biblia no se posiciona directamente en relación a la moralidad de los actos homogenitales, ni de las relaciones gays o lesbianas como las concebimos hoy en día. Sin duda alguna, el tratamiento más largo que hace la Biblia sobre el asunto, en la Carta a los Romanos, sugiere que los actos homogenitales en sí mismos no tienen ninguna trascendencia ética. Sin embargo, entendida en el contexto histórico del decadente Imperio romano del siglo primero, la enseñanza de 1 Corintios y 1 Timoteo pudiera sugerir esta lección: las formas abusivas del sexo entre dos hombre, y del sexo entre hombre y mujer, deben evitarse.

El hecho de que la Biblia no condene los actos homogenitales y mucho menos la homosexualidad no quiere decir que deba aceptarse cualquier comportamiento de las personas gays o lesbianas. Si éstas buscan guía e inspiración en la Biblia, realmente se sentirán obligadas a seguir las enseñanzas morales centrales de la tradición judeocristiana: mantener una actitud de oración y de reverencia hacia Dios, respetar a los demás, ser generosos, honestos, justos y mostrar amor, perdón y piedad para con los demás. Hay que trabajar por la armonía y la paz, defender la verdad, entregarse a todo lo que sea bueno y evitar todo lo que se sabe que está lleno de maldad. Observar y actuar bajo estos comportamientos es seguir el camino de Dios. Hacer esto es amar a Dios con todo el corazón y toda el alma. Hacer esto es ser un verdadero discípulo de Jesús.

Para vivir de acuerdo con la Biblia, los gays y las lesbianas deberán someterse a estos severos requerimientos morales, que también sirven para el sexo y las relaciones íntimas heterosexuales. Esto es todo lo que honestamente puede decirse acerca de las enseñanzas bíblicas sobre la homosexualidad. Si alguien todavía se empeña en saber si el sexo homosexual en sí mismo está bien o está mal, o si los actos homogenitales per se están bien o mal, tendrá que buscar la respuesta en alguna otra parte porque la situación en esta materia es muy simple: la Biblia nunca hace referencias específicas a esa pregunta. Es más, la Biblia parece estar deliberadamente despreocupada por el tema.
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2 Comments:

Blogger Lulu said...

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23 marzo, 2007  
Blogger Unknown said...

TANTO TIEMPO!

como es eso de que Jesús se encontró con un hombre que tenía una relación gay? no me acuerdo de haber visto esa historia en las clases de pastoral cuando estudiaba en las monjas

y ese término arsenokoital? revisaré mis diccionarios

26 marzo, 2007  

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