El último fin de semana de Mayo se realizó un acto frente al palacio de gobierno por iniciativa de la organización “Las Otras Familias”, y aunque el evento no tuvo la convocatoria esperada, fue un paso adelante en la lucha por los derechos de las minorías.

Por: Roberto Gaete

Psicólogo y Columnista -Gay Magazine

www.gaymagazine.cl Con el apoyo del MUMS (Movimiento Unificado de Minorías Sexuales), y representantes de Amnistía Internacional se llevó a cabo la convocatoria realizada por “Las Otras Familias” la tarde del sábado 26 de Mayo, en La Plaza de la Constitución (Santiago/Chile). Este acto además se realizó en el contexto del tercer aniversario del fallo de tuición en contra de la Jueza Karen Atala.

A pesar del intenso frío un gran número de personas acudió a la cita frente a La Moneda y brindar su apoyo, sin embargo la participación no fue tan masiva como hemos visto en otras ocasiones, lo que nos da que pensar respecto al grado de compromiso que tenemos con nuestras propias causas.

En el acto se leyeron algunos de los saludos enviados por varias instituciones y personalidades nacionales e internacionales que expresaron su total adhesión al evento, acompañado de un par de números musicales, un homenaje a las víctimas de ataques homofóbicos y la lectura de la carta enviada a La Presidenta de la República en la que se insta el apoyo a las familias homoparentales.

Aunque tal vez sea un poco iluso pensar que realmente seremos testigos en nuestra época, de una apertura de tal naturaleza, eso no le resta mérito a cualquier iniciativa que permita pavimentar el camino o sentar las bases de una verdadera diversidad. Es por ello que a veces, el ver la falta de compromiso entre aquellos que sufren las mismas dificultades y limitaciones resulta algo frustrante.

Estoy conciente de que históricamente, siempre habrá algunos que luchen a favor de la libertad y otros que sólo se beneficien de ella. Pero así funcionan las sociedades, mientras algunos se comprometen por una causa otros sólo dejan pasar las cosas, esperando que se arreglen por sí mismas. De hecho tengo muchas amistades que piensan así, y no los culpo, ya que algunos tienen mucho más que perder si su situación se ve expuesta. Es una decisión personal el querer participar, pero tampoco vale quejarse porque las cosas no cambian.

De todas formas, fue inspirador ver a personas de distintas edades y condiciones, apelando por los derechos de todos… el derecho a ser diferente, a vivir igual que todos los demás y tener hijos. Algo que en muchos países ya es una realidad, acá es una utopía mientras el poder lo sigan ejerciendo las instituciones moralistas como la iglesia católica y su maquinaria de manipulación de información.

Si pensamos que el mismo concepto de familia ya no es representativo de la mayoría, en una época en que la disfuncionalidad parece ser una regla, los conservadores parecen estar librando una batalla perdida, aún cuando la situación aparentemente sea adversa para las minorías. Ante la gran cantidad de parricidios y otros crímenes asociados a “familias normales”, resulta absurdo el empeño de algunos en defender lo indefendible, el supuesto derecho “divino” a criar una familia.

Bueno, a todos ellos les tengo noticias, Dios nos puso a todos aquí por una razón… y sólo él sabe por qué, así que no pretendan ser dueños de la verdad. Finalmente, sólo resta hacer un reconocimiento a los que desafiando al clima, hicieron sentir su voz como es nuestro derecho constitucional y por supuesto aquellos que dedican su tiempo, a hacer suya una causa que debería ser de todos.

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